Un hobbie para recordar...
Este es un espacio donde hablare un poco sobre las cosas que amo y que hago diariamente. No es solo un hobbie, es una parte de mi.

También desde los 7 años empecé a correr. Todo comenzó porque mi papá tiene la costumbre de salir a correr todos los domingos por la mañana. Yo lo veía prepararse con su ropa deportiva, ponerse sus tenis y salir con energía. Al principio solo lo observaba desde la puerta o la ventana, pero un día me dijo: "¿Quieres venir conmigo?" Y aunque al principio dudé un poco porque pensaba que me cansaría rápido, acepté. Ese día fue especial. Corrimos por calles tranquilas mientras el sol apenas salía. Me cansé, sí, pero me sentí libre, como si todo lo que me preocupaba desapareciera mientras movía mis pies.
Después de ese primer día, empecé a ir con él más seguido. Se volvió algo nuestro, un momento que compartimos sin tener que hablar mucho. Solo correr y estar juntos. Con el tiempo, correr se volvió más que una actividad física: es una forma de liberar lo que siento, de soltar el estrés o simplemente disfrutar el momento. A veces corro sola con audífonos puestos, con la música fuerte. Me encanta correr cuando estoy feliz porque siento que voy volando, pero también me gusta cuando estoy triste, porque me ayuda a calmar mi mente.
Correr me ha enseñado a ser constante, a esforzarme y a no rendirme tan fácil. Al principio no podía ni terminar la vuelta a mi fraccionamiento sin detenerme, pero ahora puedo correr distancias más largas y me siento fuerte. También me ha ayudado a tener más condición para el voleibol, y hasta me ha servido para conocer mejor mi cuerpo, saber cuándo descansar y cuándo seguir.